viernes, 10 de diciembre de 2010

Fallos de la información.

Otro fallo de mercado es la falta de información o información incompleta, la cual crea situaciones de desventaja entre los agentes del intercambio y en la economía en general.
Algunas actividades del Estado se justifican porque los consumidores tienen una información incompleta, e incluso porque el mercado por sí solo suministra muy poca información. Frente a esta situación, los Gobiernos se han visto obligados a estableces normas que exigen a los fabricantes a poner unas etiquetas mucho más completas, donde se incluya la fecha de caducidad, valores nutricionales, etc. Los enemigos de estas normativas dicen que son innecesarias, irrelevantes (ya que muchas veces los consumidores prestan poca atención a estos datos) y costosas, tanto para el Estado como para las empresas.


La intervención del Estado para corregir estos fallos de la información va más alla de estas simples medidas. La información en muchos aspectos es un bien público, dado que el echo de que un individuo más sea informado no implica que el resto vaya a estar menos infomado; para que la información sea eficiente se requiere que su difusión sea gratuita y más precisa. El mercado privado en muchas ocasiones proporciona información insuficiente, dando lugar a la falta de información y a las anteriormente explicadas asimetrias de información.
Muchos de los problemas del sector sanitario, de los mercados de seguros o de capitales reside en los problemas de la información .


El echo de proporcionar información y la propia información en sí supone unos gastos, donde los más importantes son los gastos en I+D+i. Una vez más, los teoremos fundamentales de la economía de bienestar, que forman la base de nuestra creencia en la eficacia de las economías de mercado, suponen simplemente que hay un estado dado de información sobre tecnología, evitando la cuestión de la forma en que la economía asigna recursos a la investigación y el desarrollo.
La investigación y el desarrollo cumplen en la mayor parte de las ocasiones las dos propiedades que caracterizan a un bien público. Si suministramos información a otras personas ya hemos visto que no disminuye la cantidad total de conocimientos existentes; pero si los conocimientos se suministran gratuitamente, a nadie le compensa reducirlos. Por lo tanto, el Estado debe contribuir a la producción de conocimientos apoyando directamente la I+D, o debe asegurarse que las empresas que lo producen sean compensadas por ello.

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