Anteriormente, hemos estado explicando los diferentes fallos del mercado que impiden que la economía sea eficiente sino interviene el Estado, a continuación estudiaremos dos situaciones en las que el Estado interviene aunque éste sea eficiente: distribución de la renta y los bienes preferentes.
En primer lugar, esta la distribución de la renta; el echo de que la economía sea eficiente no significa que la renta este distribuida equitativamente, de echo las economías competitivas pueden generar una distribución de la renta muy desigual, haciendo que unos tengan mucho y otros muy poco. Por todo esto, una de las actividades más importantes del Estado es redistribuir la renta y transferir recursos de los que más tienen a los que menos tienen. Un problema de estas transferencias de recursos es la pérdida de alguno de ellos durante el proceso, lo cual provoca una disyuntiva entre la eficiencia y la equidad.
La disyuntiva entre la equidad y la eficienca constituye el núcleo de muchos de los debates sobre la política pública : ¿A cuánta eficiencia tengo que renunciar para reducir la desigualdad?.
Además por otro lado, existen discrepancias sobre el valor que debe asignarse a una disminución de la desigualdad en comparación con una disminución de la eficiencia. Para unos la desigualdad es el problema fundamental de la sociedad, mientras que para otros los es la eficiencia.
A conitnuación se muestra una tabla de cómo se distribuye la renta por CC.AA. y para diferentes actividades:

Sabemos que todo el mundo, o la mayoría tienen una percepción diferente de su propio bienestar, lo cual provoca que éste no sea un criterio objetivo par determinar qué aumenta el bienestar social y qué no. Por todo ello, estamos hablando en segundo lugar, de los bienes preferentes: aquellos que el Estado nos obliga a consumir.
Debido a la no objetividad de los individuos, es el Estado quien debe intervenir en esas situaciones en las que los consumidores no hacen lo que más les conviene, además dicha intervención no debe limitarse únicamente a suministrar información.
La idea de que el Estado debe intervenir porque sabe qué es lo que les conviene a los ciudadanos se denomina paternalismo. En contra de esta idea paternalista, hay muchos economistas que creen que el Estado debe respetar las preferencias de los consumidores; además temen que una vez que el Estado asuma un papel paternalista, los grupos de presión intenten utilizarlo para defender sus propias ideas sobre la forma en que deben actuar o sobre lo que deben consumir los individuos. La idea de que el Estado no debe intervenir en las decisiones de los individuos se llama pensaminiento libertario.
La educación es un bien preferente: a continuación se muestra la evolución del gasto público destinado a la educación en los diferentes paises europeos:
Existen dos importantes advertencias sobre la postura general de los economistas contra el paternalismo del Estado:
Los niños: sabemos que alguien debe de tomar las decisiones por ellos, el problema reside en quién debe realizar esta tarea. Algunos piensan que deben de ser los padres los que realicen esta actividad, mientras que otros piensan que debe ser el Estado quien se encargue de proporcionarles una educación, etc. La solución a esta situación es un reparto equitativo de las tareas entre ambos, donde el Estado se encargaría de las actividades básicas y los padres del resto.
Situaciones en las que el Estado no puede comprometerse: son aquellas situaciones en las que las personas toman malas decisiones y el Estado debe abstenerse de intervenir, pero termina interviniendo por compasión, imponiendo o fomentando una conducta precavida.
http://www.elpais.com/articulo/opinion/Estamos/hablando/realmente/pensiones/elpepiopi/20101210elpepiopi_5/Tes
http://personales.unican.es/cantared/TEMA%2010.%20TRANSPARENCIAS.%20PDF.pdf
http://www.attac.es/distribucion-de-la-renta-y-estabilidad-macroeconomica/